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¿Cómo dejar de autosabotearte? – 5 estrategias eficaces

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El auto-sabotaje es como poner piedras en tu propio camino: sabes hacia dónde quieres ir, pero inconscientemente te detienes. No se trata de falta de deseo o motivación, sino de creencias limitantes y patrones mentales que repetimos sin darnos cuenta.

¿Por qué nos auto saboteamos?

A menudo este tipo de comportamientos tiene raíces profundas en nuestras creencias y patrones mentales. Desde la perspectiva de la PNL (Programación Neurolingüística) y la neurociencia, estas conductas se originan en las creencias limitantes y los modelos mentales que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida.

En la PNL, se entiende que nuestras creencias están formadas por nuestras experiencias pasadas, especialmente las que tuvimos en la infancia con todos aquellos que influyeron en nuestra educación. Estas creencias son representaciones mentales que influyen en cómo percibimos el mundo y nos afectan de manera subconsciente. Cuando tenemos creencias limitantes, como “no soy lo suficientemente bueno” o “no merezco el éxito”, estas actúan como filtros que distorsionan nuestra percepción y limitan nuestro potencial. La mente inconsciente, que es la responsable de mantener estos patrones, puede actuar en contra de nuestros deseos conscientes para protegernos de lo que percibe como posibles amenazas o fracasos.

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Desde la neurociencia, se sabe que el cerebro crea conexiones neuronales basadas en nuestras experiencias y hábitos repetidos. Estas conexiones forman circuitos neuronales que facilitan la repetición de ciertos comportamientos y pensamientos. Cuando estos circuitos están basados en creencias limitantes, el cerebro puede sabotear nuestros esfuerzos para cambiar o alcanzar metas nuevas, simplemente porque está siguiendo el camino de menor resistencia que ya ha sido “programado”. Este fenómeno se debe en parte a la búsqueda de la homeostasis mental, donde el cerebro prefiere la familiaridad y la seguridad, incluso si esta familiaridad incluye patrones autodestructivos.

Ejemplos comunes:

  • Procrastinar oportunidades importantes: Tenés una presentación clave o la posibilidad de aplicar a un ascenso, pero encontrás mil  y una excusa para dejarlo tirado para mañana. El miedo a fallar se disfraza de “no estoy listo todavía”.
  • Autosabotaje en relaciones: Empezás a acercarte a alguien, pero te convencés de que “seguro me va a decepcionar o me va a romper el corazón” y cortás el vínculo antes de que crezca.
  • La trampa del perfeccionismo: Trabajás horas extra puliendo detalles innecesarios, y aunque parezca que das lo mejor de vos, en realidad postergás terminar los proyectos y mostrar tus avances.
  • Comparaciones destructivas: Ves a alguien más lograr eso que vos deseás y tu mente se llena de frases como “yo nunca podré”, “ellos tienen suerte”, frenando tus propios intentos.

Fracaso y autosabotaje no son lo mismo.

El fracaso es el resultado natural de intentar algo y no obtener el resultado esperado; trae aprendizaje y experiencia. En cambio, el autosabotaje ocurre antes de intentarlo: es cuando te bloqueas a ti mismo con procrastinación, miedo o autocrítica, y ni siquiera te das la oportunidad de avanzar. Mientras el fracaso puede enseñarte y empujarte a crecer, el autosabotaje te deja atrapado en la inacción, impidiéndote descubrir tu verdadero potencial.

Estos patrones tienen algo en común: Buscan protegerte del dolor o del fracaso, pero a costa de tu crecimiento; pero este tipo de comportamientos tienen solución y acá te comparto las estrategias para que dejés de sabotearte:.

5 Estrategias Prácticas para Superarlo

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Dejar de autosabotearte es posible: 5 estrategias prácticas con PNL y coaching

E1: Que tu diálogo sea consciente.

Cada vez que surja una excusa o un pensamiento negativo, detente y escríbelo. Ponerlo en papel lo convierte en algo externo y te ayuda a darte cuenta de que no eres tus pensamientos, sino quien los observa.

E2: Reformulá tus creencias limitantes.

Si identificas frases como “no soy suficiente”, cámbialas por afirmaciones realistas y progresivas: “estoy aprendiendo a mejorar en esto”, “me estoy preparando para hacerlo mejor cada vez”. El cerebro responde mejor a un lenguaje que abre posibilidades que a uno que bloquea.

E3: Pequeños pasos, grandes cambios.

Tu cerebro resiste los cambios bruscos. En lugar de “voy a correr una hora todos los días”, empieza con 5 minutos de caminata. Cada victoria refuerza un circuito neuronal nuevo que con el tiempo sustituirá al patrón del autosabotaje.

E4: Gestiona la procrastinación con la regla de los 10 minutos.

Comprométete a iniciar la tarea solo por 10 minutos. Si después de ese tiempo quieres parar, puedes hacerlo, pero la mayoría de veces descubrirás que ya entraste en ritmo. Esta técnica engaña a la resistencia inicial y abre la puerta al progreso.

E5: Reemplaza la autocrítica por autoempatía.

La voz dura del autosabotaje se calma cuando practicas hablarte como lo harías con un buen amigo. En vez de “soy un fracaso”, prueba con “me equivoqué, pero estoy aprendiendo”. Estudios en neurociencia muestran que la autocompasión activa áreas del cerebro vinculadas a la resiliencia y la motivación sostenida.

Conclusión

Dejar de autosabotearte no es cuestión de fuerza de voluntad ni de motivación pasajera. Es un proceso de reeducar tu mente y entrenar a tu cerebro para crear nuevos hábitos que te impulsen, en lugar de frenarte. El fracaso puede ser parte del camino, pero el autosabotaje te detiene incluso antes de empezar. La diferencia está en aprender a reconocer esas creencias limitantes y transformarlas en recursos que te den fuerza.

Cuando te das la oportunidad de avanzar con pequeños pasos, de cambiar tu diálogo interno y de practicar la autoempatía, dejas de ser tu propio obstáculo y comienzas a ser tu mejor aliado. Al final, el mayor logro no es solo alcanzar tus metas externas, sino recuperar tu claridad, confianza y energía para liderar con calma, disfrutar de tu familia y sentir que tu vida tiene un equilibrio real entre lo personal y lo profesional.

 

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