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La carrera de la vida es un maratón, no un sprint

Había comenzado a escribir para hacer una publicación en facebook, referente a lo «frenética y acelerada» que se vuelve la vida para muchas personas, aunque estoy casi seguro que ese post lo estaba pensando en mí más que en los demás, pero lo que te quiero comentar es que el texto de dicho post se hizo demasiado extenso y que pasaría desapercibido (por mi creencia de que a la gente no le gusta leer)… en fin, heme aquí escribiendo mejor un post para mi blog que espero que llegue a ti en el momento justo.

Muchas veces olvidamos que «la vida es para vivirla», y no sólo para estar acumulando objetos físicos. Que en la vida no hay ni primera ni última posición. La vida no es una carrera de velocidad ¿Lo sabías? La sociedad suele hacernos creer que nuestro éxito se limita únicamente a cuánto dinero tienes y a cuántas cosas eres capaz de adquirir, que aquel que tiene más cosas (casas, carros, posesiones materiales) es el que va ganando la carrera. Pero, lo cierto es que no podemos predecir cuánto tiempo viviremos ni cómo estaremos de salud cuando envejezcamos. Sólo podemos disfrutar el viaje.

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Y no me mal entiendas, personalmente creo que — «El dinero es muy importante» — que es el medio por el que me acerco a las cosas o momentos que me dan felicidad, y déjame compartirte algunos ejemplos de esas cosas a las que me refiero: — Si alguien de mi familia se enferma y requiero medicinas, pues la compro con dinero… Si nos queremos ir de vacaciones requiero dinero… Si quiero invertir en mi empresa, utilizaré dinero… Si quiero llenar el refrigerador de comida ¿Qué es lo que utilizaré? ¡Exacto!, eso mismo, ¡Dinero!… pero también me he dado cuenta de que no es lo único que debe acaparar nuestra atención a lo largo de nuestro diario vivir, pues hay muchas otras cosas con las que podemos disfrutar sin necesidad de dinero — Ver un atardecer o amanecer, gozar de salud, reír, cantar, llorar, ser feliz, etc. — puesto que las mejores cosas de la vida son invisibles a nuestros ojos, sólo las podemos apreciar con los ojos del alma, incluso las cosas que compramos guardan su verdadero valor en los significados que nosotros creamos ¿Me sigues?

Antes de que comenzara la pandemia, nos reunimos con unos amigos de infancia, y celebrabamos que habíamos cumplido 27 años de haber terminado el bachillerato, recordábamos nuestras vivencias de jóvenes y de que cada uno habíamos tomado rumbos diferentes en nuestras vidas, unos entraron a trabajar en entidades financieras, otros se habían empleado en el sector público, otros emprendieron en importación y/o consultorías, otros son conductores de uber, otros maestros, otros papás a tiempo completo, etc.

En ese encuentro, y luego de algunas cervezas y tragos, mis amigos de infancia y yo comparamos nuestras vidas, y pese a la diferencia de ingresos que aparentemente había entre nosotros (inversiones, cuentas en bancos, viajes a otros países, tipos de carros o casas), todos estábamos contentos, no de la misma manera, pero sí contentos. Pues de una y otra forma habíamos cubierto todas nuestras necesidades, muchos de nuestros sueños se habían cumplido.

Si no sabes adónde vas, cualquier ruta de buses te llevará

Frase celebre de mi papá Don Efraín Miguel (QDDG)

En ese momento no fui consciente de la enorme lección que la vida había puesto frente a mí (porque muchas veces tardo en aprender esas lecciones) pero con el tiempo y uno que otro tropiezo en mi andar, me detengo y comienzo a filosofar — ¿Cuánto tiempo había pasado para cumplir esos sueños? ¿Todos habíamos alcanzado nuestra vida ideal de la misma manera? ¿Necesitamos las mismas cantidades de dinero para sentirnos exitosos? ¿Cuánto dinero se requiere para llegar a tener una vida cómoda y plena? ¿Cuál es la meta de la vida? ¿Contra quién competimos? ¿Voy ganando o perdiendo? ¿Quién determina si ganas o si pierdes en la vida? ¿Lo puedes ver? Todo se trata de puros significados.

Lo mismo aplica para todos nosotros. No importa cómo sea nuestra situación comparada con la de nuestros amigos, familia, pareja, jefes, colegas o clientes. Lo que verdaderamente importa es nuestro viaje personal, y el significado que tu le das.

¿Cómo ganamos nuestra carrera de la vida?

En el transcurso de nuestra vida tomamos decisiones que marcan nuestros rumbos, seamos o no conscientes de ello, pero lo cierto es que necesitamos un plan de ruta para correr con mayor tranquilidad esta maratón llamada vida. Un plan que cubra nuestras necesidades, que funcione para nosotros, y atengámonos a ese plan, eso es el éxito, ni más ni meno. Si no nos contentamos, si estamos constantemente compitiendo con la idea de éxito de otros, valorando lo que hacemos esperando que otros nos aprueben o tratando de alcanzar un objetivo que se nos escapa, nos quedaremos atrás y solo conseguiremos frustrarnos. Si perseguimos objetivos de otras personas o por otras personas, también perderemos. No importa lo que los demás tengan o hagan. Apégate a tu plan de vida porque es tu viaje personal y de nadie más.

Solo deberíamos intentar ser mejores que una persona: la que fuimos ayer.

Anónimo

Elige siempre tu propia aventura

El dinero llena tus bolsillos y tu viaje personal llena tu alma, asi que enfocate en ambas, porque al final contará cómo viviste tu propia historia y no cómo viviste para los demás. Ten en cuenta que nadie está evaluando tu ritmo de avance en las cosas que quieres conseguir, deja de juzgarte continuamente y avanza sin prisa, pero sin pausa en consecución de lo que deseas, no importa qué tan rápido vayas, lo importante es que no te detengas.

En el cuento de la liebre y la tortuga se nos explica que lo que vale no es la velocidad, sino la persistencia de las decisiones y de las acciones que nos llevan los lugares que deseamos, así que cuando la motivación te falle será la disciplina la que tome su lugar.

Y, nunca pienses que ya perdiste, que otros te ganaron, porque eso es un cuento que te cuenta tu mente, en la vida no hay un ganador, todos somos ganadores si sabemos vivir…

Que lo nuevo, lo precioso para tu ser, lo ecológico para tu vida, te siga, te encuentre y se quede contigo… Ese es mi deseo para tu vida.

Te mando un abrazo.

¡Gracias por leerme!

¡Piensa, actúa y vive con pasión!

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